Existen patrones comunes en la vida de los grandes. Los ves por todas partes cuando sabes qué buscar. Nombrarlos. Rastrearlas. Cópialos. • el bloque monástico Largos e ininterrumpidos periodos de aislamiento donde piensan, construyen, escriben, diseñan, resuelven. El trabajo profundo es un estilo de vida, no una táctica. • el bucle de obsesión Eligen un dominio y lo recorren sin fin: estudian, construyen, prueban, refinan, repiten. Los años desaparecen dentro de un solo conjunto de problemas. • el principio de resta Eliminando el ruido. Sacar gente. Eliminar compromisos. Eliminar cualquier cosa que ralentice el ritmo de aprendizaje. • la fase de aprendizaje una intensa imitación de los maestros antes de que aparezca la originalidad. Ellos modelan la brillantez antes de generar los suyos propios. • el caldero público Envían pronto y con frecuencia. Exponer ideas. Recibe golpes. Usa la crítica para afilar, no para desanimar. • La mentalidad de los sistemas No persiguen objetivos. Son ellos quienes diseñan sistemas. las entradas se componen. Surgen resultados. La constancia supera la intensidad. • El reinicio del ermitaño desapariciones periódicas de la sociedad para reconstruir modelos mentales, identidad, dirección. • el salto no lineal Tras años de farmeo invisible, un solo avance colapsa la línea temporal. Los forasteros lo llaman suerte. Estos patrones no son raros. Son repetibles.