Tuve un bebé hace menos de tres semanas y me entregaron un formulario coercitivo de negativa informada a firmar tras rechazar la vacuna contra la hepatitis B, que básicamente decía que estaba poniendo voluntariamente a mi hijo en riesgo de una enfermedad grave y consecuencias graves, a pesar de que se le dieron la oportunidad de vacunarme sin coste alguno. El lenguaje en documentos como este ha hecho que innumerables padres cedan a la vacuna contra la hepatitis B, a pesar de su justificada reticencia. Si yo fuera ellos (o cualquier otra persona que no cuestionara esta vacuna rutinaria durante las últimas décadas) me cabrearía muchísimo ver esto.