Cada vez que vuelvo a ver esto, encuentro algo nuevo que amar. La expresión de dolor en su rostro. El constante masticar pero no tragar porque no está seguro de poder contenerlo si lo hace. El frenético y sin sentido de reorganizar la comida en el cuenco para dar la impresión de que se está interactuando con la comida mientras hacemos todo lo posible por no comerla.