Nadie quiere decirlo en voz alta, pero aquí está: Gran Bretaña no tiene camino de crecimiento hasta que la carga fiscal se invierta. 2026 se perfila como un año perdido. Impuesto de sociedades al 25%. El impuesto sobre dividendos vuelve a subir. Umbrales congelados arrastrando a millones a bandas más altas. Las tarifas empresariales se disparan. Castigos por ganancias de capital que destruyen la inversión. Un presupuesto basado en exprimir a los productivos para financiar a los dependientes. Luego nos preguntamos por qué la inversión se está desplomando, por qué los fundadores se van, por qué las pequeñas empresas están muriendo y por qué la economía se está estancándose. Esto no es un misterio. No puedes impuestos para alcanzar la prosperidad. No se puede construir el crecimiento castigando a quienes lo crean. No se puede tener innovación en un clima donde asumir riesgos se siente como una trampa. Gran Bretaña no se está quedando sin talento. Se están quedando sin incentivos para quedarse y construir. Si el gobierno quiere un futuro con empleos, inversión y emprendimiento, debe dejar de tratar el éxito como una fuente de ingresos y empezar a tratarlo como un activo nacional. Invertir la carga fiscal. Desbloquea el crecimiento. O aceptar que Gran Bretaña se dirige a otra década de declive. ...