La triste verdad es que pocas personas realmente quieren verte ganar. Los que sí lo hacen suelen ser los que ya están por delante de ti. Pero cuando los superas, todo cambia. Se necesita muchísima madurez para animar a alguien mientras pasa corriendo junto a ti. La gente no quiere que le recuerden los sueños que nunca persiguió ni los riesgos que nunca asumieron. Es extremadamente incómodo y les obliga a enfrentarse a sí mismos sobre su potencial desperdiciado. Pero hay pocas personas que te apoyan pase lo que pase. No se sienten amenazados por el éxito y quieren verte ganar. Estos son tus amigos del primer día. Nunca los dejes ir.