Este es el epítome de la afección actual que es tan prevalente en las criptomonedas hoy en día. Las voces más destacadas recurren a comentarios sarcásticos que aportan un valor negativo a la industria. La actitud derrotista es omnipresente, y cuando la gente no se siente bien también intenta hacer que los demás no se sientan bien. Para ser justos, no les culpo del todo. A lo largo de los años, varios metas han quemado a los portadores de toda la vida —los verdaderos creyentes— de tal manera que los supervivientes se han vuelto cínicos y han recurrido a una mentalidad extrema y oportunista, de tirar pronto, preguntar después. Y como esto ha funcionado bastante bien, los más vocales lo promocionan como sabiduría en toda la industria. Ser optimista en cripto es difícil. Estás embarcándote en un camino potencialmente revolucionario que es increíblemente difícil y que puede que no te dé resultados en años, si es que lo hace. Aún más cuando estás constantemente bombardeado con la retroalimentación improductiva que son los mercados, junto con todo el ruido asociado que genera la TC en respuesta a esta retroalimentación. Vas a tener que encontrar la mejor manera de ignorar todo este ruido por ti mismo y seguir construyendo. Vas a ver mil tonterías más como esta y peores, pero vas a seguir adelante porque no puedes dejar de creer que el estado de las criptomonedas cambiará para mejor. Que la tecnología importará al final. Que la industria incorporará a los próximos cientos de millones de usuarios. Si aún no lo has hecho, te recomendaría encarecidamente que leas este inspirador artículo de @hosseeb: