Las dos nuevas directivas de la UE sobre la "Sostenibilidad Corporativa" no son menos que una toma hostil de la economía europea por parte de una burocracia no elegida. Ahogarán a todas las empresas, grandes y pequeñas, en mandatos de cumplimiento aplastantes, auditorías interminables y ejércitos de abogados. Por supuesto, esto no va sobre el clima. Es un impuesto indirecto para todas las empresas de Europa (incluidas las americanas) y un lastre permanente para el crecimiento (con una tasa de crecimiento ya de por sí débil), la innovación y la soberanía. Por el bien de Europa y sus ciudadanos, ¡la Comisión Europea debería suspender estas directivas!