Hace unas semanas, decidí cambiar un poco. Empiezo cada mañana nadando en aguas abiertas. Me da la oportunidad de marcar mis intenciones para el día y centrarme antes de que mis ojos se sobredosisen de números parpadeantes y mi mente se nuble por el nihilismo de la línea temporal. Esta mañana respiré hondo a mi izquierda y vi un manatí. Lo suficientemente cerca para tocarlo. Al principio me asustó muchísimo. Pero el miedo se convirtió en emoción al instante. Llamé a mi novia justo después, invadido por una euforia juvenil que creía haber perdido. Era un pequeño recordatorio de todas las cosas en la vida que merecen gratitud. Es fácil perderse en esta industria, sintiendo que apenas estamos a punto de mantenernos a flote. Pero un golpe tras otro seguimos adelante, y las sorpresas de la vida esperan. Me acuerdo de lo lejos que hemos llegado. Estoy agradecido de poder despertarme cada día y dedicar mi vida a una industria que amo. Que esto sirva de recordatorio para dar un paso atrás. Aleja la cámara. Desenchufar. Recuerda las cosas que llenan tu vida de alegría y te traen amor. Aférrate al optimismo que te trajo hasta aquí porque es demasiado fácil dejarse dominar por la negatividad. Feliz Acción de Gracias