Recuerda a cuando pasé mi cumpleaños en una habitación de hospital hace un año y medio, sentado junto a un familiar que estaba pasando por quimioterapia por leucemia mieloide. Aprovechamos al máximo: cocinamos huevos con mermelada y entrecot, trajimos ostras, zumo de naranja, fruta y champán. Escondimos las ostras al personal ("no se permite" comida cruda con quimio) y, para ser sincero, lo pasamos genial. Esta cuenta comenzó en el momento en que supe de su diagnóstico. Ayudarles se convirtió en toda mi misión. Desde entonces han seguido los principios de Ray Peat al pie de la letra y, a pesar de tener una probabilidad de sobrevivir de algo así como un 15%, prosperan. Sus médicos están constantemente sorprendidos de lo bien que les va, aunque nunca entenderán la aspirina ni la progesterona diaria. Si sabes, sabes. ;) Gracias a Ray Peat por devolverme la vida, pero aún más por mantener viva a mi familia. Hoy me siento especialmente agradecido.