Los demócratas saben que no se han dado órdenes ilegales al ejército. Lo que intentaban hacer los políticos demócratas era sembrar dudas en la mente de los jóvenes soldados de que, si no les gustaba lo que se les ordenaba hacer, las órdenes podían ser ilegales, así que si los soldados pensaban que las órdenes podían ser ilegales, no debían obedecerlas. No funciona así en el ejército.