Mi hija y yo visitamos la casa en la que vivíamos cuando era bebé, y se sorprendió de que un hombre de la Marina de 29 años pudiera permitirse una casa bonita en un barrio seguro. Eso no era una locura en 1996 — pero hoy en día, una casa bonita está fuera del alcance de muchos jóvenes. Eso tiene que cambiar.