Un empresario ruso recaudó alrededor de 60 millones de rublos de casi un centenar de personas con promesas de un 10% de rendimiento mensual en productos de China y... huyó al extranjero. Al principio, pagaba intereses regularmente, luego se detuvo, alimentó a los inversores con promesas y de repente voló a Europa, donde se esconde gracias a la ciudadanía rumana.