Estuve en los Estados Unidos en octubre pasado. En ese momento, había conocido a muchos criptoempresarios que no se atrevían a mover una oreja por temor a ser atrapados por la SEC y potencialmente sancionados. Es bastante increíble ver cómo han cambiado las cosas en los EE. UU. en menos de 12 meses. Simplemente demuestra que es posible.