El mercado del arte se enfrentó a una pandemia, una crisis de inflación, múltiples burbujas especulativas y choques geopolíticos. Y aun así ofrecía rendimientos consistentes a largo plazo con una correlación cercana a cero con las acciones o las criptomonedas. Si quieres un activo que no se mueva con las velas de miedo de Bitcoin, el arte es el ejemplo.