Los desesperados aduladores que acuñaron y propagaron el término "Capital Humano de Élite" comenzaron a ensalzar a una clase que se destripó moral, epistémicamente y creativamente hace una década y que ha estado desangrándose continuamente desde entonces, precisamente en el momento en que el coeficiente intelectual en caída por una enorme inflación de notas que vació la base de la afirmación se difundió ampliamente.