La reflexión requiere quietud. Un costo de apresurarse de una cosa a otra es que pierdes el espacio para pensar. El trabajo duro importa, pero el movimiento incesante a menudo oculta una verdad silenciosa: podrías haber utilizado tu tiempo mejor. Si nunca haces una pausa, confundes la actividad con la efectividad. Haz tiempo para pensar. Sal a caminar. Siéntate en silencio. Crea espacio. Luego muévete de nuevo, pero esta vez con propósito.
Esta idea es de la edición de hoy de mi boletín 3-2-1 de los jueves. Cada uno presenta 3 ideas cortas mías, 2 citas de otros y 1 pregunta para que reflexiones. Puedes ver más del boletín de hoy (y suscribirte para recibirlo en tu bandeja de entrada) en
44