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John Knopf
Tomo fotos.
No lo hicimos todo bien. Pero atrapamos un rayo en una botella por un minuto, y ese minuto lo cambió todo.
Era principios de 2021, el mundo estaba cerrado, y como todos los demás, estaba atrapado en casa. Fue entonces cuando terminé en Clubhouse. En ese momento, la gente comenzaba a hablar sobre los NFTs y el futuro del arte digital. Nadie realmente sabía en qué se convertiría esto. Aún no se sentía grande. Solo un grupo de nosotros tratando de entenderlo en tiempo real.
Luego Beeple hizo esa venta masiva y todo explotó. De repente, los NFTs eran los titulares de cada sala, y Clubhouse se convirtió en un evento de veinticuatro horas. No querías desconectarte. No querías dormir. Se sentía como si estuviéramos en medio de algo que quizás nunca volveríamos a ver y estábamos demasiado eufóricos para perder la fe.
Pasábamos nuestros días explicando los NFTs a cualquiera que escuchara. Diciéndoles que esto no era una estafa. Que la blockchain no era una estafa. Que por primera vez, los artistas tenían una forma de controlar su propio mercado. Estábamos incorporando a miles de artistas y hablábamos sobre la procedencia, la tecnología inmutable. Hablábamos sobre el legado. Discutíamos la propiedad digital de una manera que realmente significaba algo.
Y cuando no estábamos haciendo eso, necesitábamos liberar tensión. Así que asaltábamos salas. Nos poníamos avatares ridículos como culturistas, perezosos o sándwiches y aparecíamos en espacios aleatorios para jugar. A veces llenábamos toda una audiencia solo con PFPs de pepinillos. Suena tan tonto ahora, pero estábamos exhaustos y necesitábamos reír. Todo era parte de ello. Esa mezcla de intensidad y diversión. Eso es lo que nos mantenía en marcha.
Luego apareció Bored Ape Yacht Club…
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