Es vergonzoso lo aterrorizados que parecen estar los influencers de la Generación Z, desesperados por su aprobación y clics. Es el papel de los mayores y más sabios enseñar y guiar fielmente a los más jóvenes, no contorsionarse y comprometerse por sus vítores. También es el papel de los mayores elevar a líderes fuertes y morales en la próxima generación, no intentar retener ese papel para sí mismos para siempre a medida que envejecen, dejando a la próxima generación débil sin sus propias voces y héroes.