Una forma realmente buena de evitar ser engañado por una mala historia revisionista es leer primero un buen relato convencional y luego leer cualquier libro revisionista que te inclines a leer. A veces, el relato revisionista es muy bueno y esclarecedor. La mayor parte del tiempo no tiene en cuenta problemas muy obvios que enfrentaron los responsables de la toma de decisiones relevantes y, por lo tanto, es simplista y poco persuasivo. Leer los relatos convencionales hace que este último tipo de revisionismo resalte como un dedo lastimado.