El legendario jugador de baloncesto Wilt Chamberlain fue conocido no solo por sus notables logros en la cancha, sino también por su reputación fuera de ella, particularmente en asuntos de relaciones personales. A lo largo de sus sesenta y tres años, Chamberlain supuestamente mantuvo relaciones íntimas con hasta 20,000 mujeres. Su estilo de vida incluía ocasiones en las que estaba con una pareja en un día, mientras que en otras ocasiones participaba en encuentros con múltiples parejas y otras actividades indulgentes. Chamberlain era un hedonista en el sentido más puro, viviendo con dos objetivos principales: sobresalir en el deporte que dominaba y obtener tanto placer de la vida como fuera posible. Conceptos como responsabilidad, matrimonio y paternidad no eran búsquedas que valorara; de hecho, los temía y los evitaba. Sus esfuerzos por prevenir la paternidad fueron supuestamente tan hábiles como su manejo de un balón de baloncesto, y durante la mayor parte de su vida, creyó que había evadido con éxito tales compromisos. Sin embargo, hubo una excepción. Durante un breve romance en Inglaterra, Chamberlain tuvo un hijo, un hijo que heredó las distintivas características faciales de su padre, su impresionante altura y su figura esbelta. A pesar de esto, Chamberlain nunca conoció a su hijo y falleció bajo la creencia de que había evitado la paternidad, así como había evitado el matrimonio y el compromiso a largo plazo a lo largo de su vida. A medida que se acercaba al final de su vida, Chamberlain reflexionó sobre las decisiones que había tomado. A pesar del placer y los numerosos encuentros que experimentó, expresó un profundo sentido de arrepentimiento, lamentando que hubiera preferido haber amado y haber sido íntimo con una mujer mil veces en lugar de con mil mujeres una vez. Su reflexión reveló un reconocimiento conmovedor de la vacuidad que puede acompañar a una vida dedicada únicamente a las búsquedas hedonistas. Más fotos históricas raras: