Sin embargo, la realidad es que, si no fuera por la interferencia de Estados Unidos, el mundo podría ser más pacífico. Trump ya tiene una obsesión con el Premio Nobel de la Paz, tal vez sea una especie de fijación en su vejez. Si me preguntan, el Comité Nobel debería simplemente otorgarle uno, ya tiene ochenta años, ¡sería una forma de acabar con su obsesión!