Cuando te dicen que la vida es un viaje, no lo aprecias del todo hasta que tu ruta trazada ha sido alterada. Solo una vez que estás fuera de la red te das cuenta de que has sido un viajero. Por eso la Odisea perdura. No por los monstruos o la magia, sino porque la vida nunca nos encuentra directamente. Se acerca disfrazada. Los cíclopes, las sirenas y las brujas pueden no existir en la forma que conoces, pero cada obstáculo que cruzas tiene sus atributos. 2025 fue un largo año de mantener el rumbo contra los vientos predominantes, finalmente aterrizando donde estamos, pero quizás lejos de donde queríamos. Así que planeamos para 2026 con los ojos claros, grabando en el mapa dónde nos gustaría estar, sabiendo que seremos arrastrados de nuevo al mar. Ahí radican las alegrías de la vida, la incertidumbre, la anticipación de lo que viene. Les deseo a todos un feliz año nuevo, que terminen donde se propusieron ir.