En las últimas 12 horas, he estado trabajando en la arquitectura del sistema central y la lógica de enrutamiento de tarifas que impulsa BlackRock. El diseño opera a nivel de protocolo por defecto. Cuando se crea un token, el volumen y las tarifas son rastreados continuamente por el sistema, y el 10% del valor generado se calcula programáticamente y se dirige a la liquidez de $BKRK. Este flujo funciona sin control manual, claves de administrador o intervención externa. La lógica de enrutamiento, contabilidad y ejecución está integrada en el propio sistema, por lo que cada token retroalimenta automáticamente a BlackRock a medida que ocurre la actividad real. El enfoque actual es validar el tiempo de ejecución, los casos límite y la consistencia bajo volumen en vivo para asegurar un comportamiento determinista.