Imagina que le pides a alguien que haga un trabajo, no lo conoces bien, va con las manos vacías y, sin vergüenza, dice "tú hazlo, si no lo logras, es mi culpa". Que no te echen por loco ya sería un buen resultado. Además, invitar a alguien a tomar un café o a comer para pedir consejo, en estos tiempos, aparte de los conocidos (relaciones) y las colaboraciones comerciales (intereses), ¿quién va a perder su tiempo enseñando a un extraño solo por un café o una comida? ¿Quién más que un estafador que intenta engañarte para sacarte el dinero?