Si tu esposa es una madre que se queda en casa, NUNCA deberías hacer tareas del hogar. Deberías llegar a casa y gobernar como un rey tirano recién salido de la conquista. Tus sirvientes (esposa y familia) deberían estar en fila, mirando al suelo, mientras tú te deleitas con cordero y vino de Oporto, murmurando para ti mismo sobre espías que intentan usurpar el trono real.