La conciencia social prospera una vez que se rechaza la razón como un tribunal intelectual de apelación. Aquellos que rechazan la razón se ven consumidos por sus pasiones y se vuelven más manipulables por demagogos cuya falta de realismo es música para los oídos de los irracionalistas. Y lo que los demagogos nunca dicen abiertamente es que cualquier tipo de victimización (incluida la que ellos están vendiendo) tiene un alto costo; en el mejor de los casos: el bienestar psicológico y la libertad de uno.