Soy un inversor en etapas tempranas en mi esencia, pero una de las cosas que más me gusta de los mercados públicos es que al mercado no le importa quién eres. Puedes probar una idea de manera bastante anónima, obtener retroalimentación en cualquier horizonte temporal, y nadie necesita saberlo, especialmente como inversor minorista. En la mayor parte de la vida, si llegas temprano a una idea o sientes que los vientos están cambiando, hay algún tipo de consecuencia por expresar estas creencias en voz alta. O es difícil marcar un momento o recordar cuándo tomaste una decisión y por qué. Los mercados públicos te ofrecen una evaluación bastante precisa de tus creencias e ideas sin que ninguna de las cosas más suaves oscurezca la decisión. Es un buen contrapeso a la memoria y a la tendencia de la sociedad a revisar verdades incómodas o a olvidar las lecciones difíciles.