Un niño que es demasiado obediente es un signo de fracaso en la educación. Los niños obedientes son los que más fácilmente cometen tres errores: retroceder, suicidarse y delinquir. Los niños obedientes son los que más probablemente carecen de tres cosas: interés, habilidades especiales y aspiraciones. Un niño así, su destino final es pasar su vida de manera frustrante y mediocre.