Los críticos de la UE están obsesionados con la molestia de "Permitir Cookies" (que es extremadamente mala) pero pasan por alto el mandato más dañino. Eso es obligar a cada empresa tecnológica, bajo amenaza de violencia, a usar USB-C. Una ley completamente loca y anticompetitiva que sofoca la innovación y paraliza el mercado libre.