Ningún país puede pasar años insistiendo en que su fundación es ilegítima, que sus instituciones sociales son opresivas, que su reclamo soberano para gobernar la tierra que ocupa es moralmente inválido y que no tiene una identidad, cultura, tradiciones o historia comunes... y luego esperar que todos se sientan obligados a deberle lealtad, y mucho menos a luchar por él. La UE, Canadá, el Reino Unido y los EE. UU. se están desintegrando al mismo tiempo que nuestros líderes políticos exigen que nos preparemos para la guerra con Rusia o China, y es casi como si estos tecnócratas progresistas no se dieran cuenta de que son los responsables de crear esta masa desmoralizada y desarraigada de "ciudadanos globales" multiculturales que no levantarían un dedo para luchar por ellos o por su proyecto político progresista. No puedo evitar mirar a la clase política hablando de "rearmamento europeo" o de la necesidad de defenderse de una hipotética invasión rusa y pensar que estas personas están locas si creen que sus ciudadanos van a luchar por ellos. Si los jóvenes son obligados a tomar las armas, es tan probable que las usen contra su propia clase política gobernante como contra Rusia o China o cualquier otro poder extranjero en el mundo.