Recuerdo que de niño veía documentales, ante la cámara, los funcionarios corruptos caídos siempre se mostraban tristes y llorosos, decir que no se arrepienten, seguro que es falso, lo que lamentan nunca son sus crímenes que perjudican al país, sino cómo pudieron actuar de manera tan descuidada y ser atrapados. Así que nunca creo en las lágrimas, cuanto más lloras, más me emociono.