Durante la mayor parte de la experiencia humana, intentamos restringir la financiarización porque entendíamos los inconvenientes sociales. Hasta aproximadamente 1930, había mercados de apuestas en elecciones, los prohibimos porque entendíamos los incentivos perversos que introducían. Antes de 1591, ¡podías apostar sobre el resultado del papado! Se decretó entonces ilegal para preservar la santidad de la iglesia. Hay innumerables ejemplos de que permitir apuestas generalizadas conduce a malos resultados y erosiona las instituciones. Es asombroso lo fácilmente que olvidamos la historia. La tecnología social es tan importante como la tecnología financiera.