Dondequiera que voy, Miami y más allá, los constructores dicen lo mismo: no hay suficientes trabajadores. Hoy, el 75% de las familias no pueden permitirse una vivienda y más de 100 millones de estadounidenses están excluidos. Nos faltan 3.8 millones de viviendas, y no tenemos la mano de obra para cerrar la brecha. Una escasez de mano de obra es una escasez de vivienda. Por eso mi Ley de DIGNIDAD, respaldada por la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas, ofrece una solución real y práctica para reconstruir la fuerza laboral y hacer que la asequibilidad de la vivienda sea posible nuevamente.