La Comisión Europea explicó en una frase: "Ikea tuvo que dejar de vender el producto; dijo que apeló la decisión en los tribunales nacionales, pero perdió, luego lo llevó a la Comisión Europea. La comisión acordó que la queja estaba bien fundamentada, pero se negó a tomar acciones legales ya que el problema solo había surgido una vez."