Proclamación de Acción de Gracias de George Washington en 1789: "Por el Presidente de los Estados Unidos… Considerando que es el deber de todas las Naciones reconocer la providencia de Dios Todopoderoso, obedecer su voluntad, estar agradecidos por sus beneficios y humildemente implorar su protección y favor— y considerando que ambas Cámaras del Congreso han solicitado por medio de su Comité conjunto que ‘recomiende al Pueblo de los Estados Unidos un día de acción de gracias y oración pública que se observe reconociendo con corazones agradecidos los muchos favores señalados de Dios Todopoderoso, especialmente al brindarles la oportunidad de establecer pacíficamente una forma de gobierno para su seguridad y felicidad.’ Por lo tanto, recomiendo y asigno el jueves 26 de noviembre próximo para que sea dedicado por el Pueblo de estos Estados al servicio de ese gran y glorioso Ser, quien es el Autor benéfico de todo lo bueno que fue, que es, o que será. Que todos nos unamos en ofrecerle nuestros sinceros y humildes agradecimientos— por su amable cuidado y protección del Pueblo de este País antes de convertirse en Nación— por las misericordias señaladas y múltiples, y las intervenciones favorables de su Providencia que experimentamos en el curso y conclusión de la reciente guerra— por el gran grado de tranquilidad, unión y abundancia, que hemos disfrutado desde entonces— por la manera pacífica y racional, en la que hemos podido establecer constituciones de gobierno para nuestra seguridad y felicidad, y particularmente la nacional que se ha instituido recientemente— por la libertad civil y religiosa con la que estamos bendecidos; y los medios que tenemos de adquirir y difundir conocimiento útil; y en general por todos los grandes y diversos favores que se ha complacido en conferirnos. Y también para que entonces podamos unirnos en ofrecer humildemente nuestras oraciones y súplicas al gran Señor y Gobernante de las Naciones para que haga de nuestro gobierno nacional una bendición para todo el pueblo, siendo constantemente un Gobierno de leyes sabias, justas y constitucionales, ejecutadas y obedecidas con discreción y fidelidad— para promover el conocimiento y la práctica de la verdadera religión y virtud, y el aumento de la ciencia entre ellos y nosotros— y en general para conceder a toda la Humanidad un grado de prosperidad temporal que Él solo sabe que es el mejor. Bajo mi mano en la Ciudad de Nueva York, 3 de octubre del año de nuestro Señor 1789."