La última vez que el Partido Laborista adoptó una definición de islamofobia, los consejos liderados por el Laborismo no se pronunciaron sobre las bandas de grooming por miedo a ser llamados racistas. Ahora, están a punto de adoptar una nueva definición e imponerla a nuestros organismos públicos sin que nadie vea lo que contiene. Ninguna religión o grupo religioso debería estar por encima de la crítica legítima en una sociedad libre. El Laborismo debe poner fin a este trabajo a puerta cerrada y publicar el borrador de la definición para un escrutinio público completo.