Nunca serás un verdadero escarabajo. No tienes antenas, ni pinzas, no tienes tórax... Eres un homo sapiens retorcido por el queso y los toques en una burda burla de la perfección de Dios. Tus coleópteros están disgustados y avergonzados de ti; tus "scarabaeidae" se ríen de tu apariencia espectral.