Una alegoría sobre por qué a la gente nunca le importará la descentralización o la privacidad: La mayoría de las personas son tan perezosas que ni siquiera se molestan en sacar sus tarjetas de transporte para escanearlas en autobuses y estaciones de tren, donde simplemente escanean toda su billetera, sin darse cuenta de que están renunciando a todo lo demás que hay en ella (si se ve comprometida). Irónicamente, incluso si la gente lo supiera, la mayoría no cambiaría ese hábito. Ahora, ¿esperas que esas personas pasen por la descentralización, una experiencia de usuario peor + una curva de aprendizaje solo para usar tu solución a un problema que realmente no existe? Debemos aceptar que la descentralización solo funciona en muy pocos escenarios: bitcoin, por ejemplo, es uno de ellos, un almacén de valor descentralizado en el que todos están de acuerdo; no es una inconveniencia, es una necesidad. Por otro lado, 'Uber, pero descentralizado' — nunca tuvo sentido. Lección sobre la naturaleza humana: Las personas tienden hacia la conveniencia. Por eso, el tipo de proyectos que tienden a tener éxito ofrecen conveniencia donde antes había inconvenientes.