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Carolyn Christov Bakargiev sobre los animales normales:
¿Qué empieza con la afirmación de Berger en "¿Por qué mirar a los animales?" (1977) — que la modernidad rompe la mirada recíproca entre humanos y animales — alcanza su punto final en los perros robot de Beeple (2025).
Berger lamenta la desaparición de los animales como otros vivos que una vez nos miraron. Beeple muestra lo que viene después de esa pérdida: los animales vuelven a entrar como máquinas que ven sin relación. El perro se convierte en una interfaz para la vigilancia y la extracción de imágenes. Su mirada ya no es mutua; Está operativo.
Los perros robot fotografían al público, ya vigilado, y devuelven imágenes alteradas filtradas por la lógica de artistas, plataformas, dictadores y multimillonarios tecnológicos. La autoridad sustituye al encuentro. El antropomorfismo (cabezas humanas sobre máquinas) suaviza esta violencia al invitar a la empatía mal dirigida, mientras que la verdadera agencia permanece oculta en una oficina trasera.
A diferencia de los iconos de Warhol, dañados por la visibilidad, o el Ángel del Norte de Gormley en Gateshead (1998), que insiste en una supervivencia realista y no mecánica del sujeto, las figuras de Beeple ni sufren ni resisten la historia. Ellos lo administran. Como ángeles caídos en jerarquías plurales, ejecutan la tormenta del progreso en lugar de ser arrastrados o rotos por ella.
Visto a través de Berger, los perros robot de Beeple no representan animales. Representan la extinción final de la mirada del animal, que es reemplazada por máquinas que observan, registran y devuelven imágenes sin vulnerabilidad, reciprocidad ni capacidad de respuesta.
Los iconos de Warhol (Marilyn, Elvis) son ángeles caídos del deseo. Los medios de comunicación de masas los recogen solo para desgastarse por la repetición. La visibilidad les perjudica. Warhol se mantiene en su fragilidad: la imagen hiere al sujeto incluso mientras lo inmortaliza. Sus ángeles caen por la circulación. Gormley, en cambio, propone una persistencia no mecánica del sujeto. El Ángel del Norte se mantiene, inmóvil, cargado de hierro, resistiendo tanto la idea de Walter Benjamin sobre la tormenta del progreso (1944) como la dispersión del cuerpo en redes. A diferencia de Angelus Novus (1920) de Paul Klee, llevado hacia atrás, impotente ante la historia, los perros de Beeple son ángeles caídos de la administración. En plural, controladas a distancia, median la visión en jerarquías angelicales.
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