Creo que la mayor señal de alarma para mí ahora mismo es el sentido de derecho. Rojo o azul, derecho o izquierda, masculino o femenino, no importa. No tengo paciencia para nadie que se sienta con derecho a robar el fruto del amor que doy al mundo, y especialmente para quienes luego se atrevan a darme lecciones sobre la generosidad