El enfoque de los medios convencionales es pintar a cualquiera que no puedan controlar como corrupto o conflictuado. La verdad siempre es lo contrario. Los individuos no son corruptos. Los medios de comunicación lo son. Estados Unidos merece a los mejores y más brillantes de la industria, que se tomó unos años para trabajar en el gobierno y ayudar a asegurarse de que sigamos siendo el país más vibrante del mundo. Que esas personas se nieguen a estar en el bolsillo de los medios no significa que merezcan ser difamadas.