"Gran parte de lo que ha hecho que la política funcione en la última década ha sido la energía transgresora de inyectar política en espacios antes no ideológicos. Esto no es una virtud. La saturación de la vida cotidiana y los espacios sociales privados con política es una tendencia fundamentalmente totalitaria. Y no compartimentar la política suele ser una manifestación de narcisismo o desregulación emocional más que de sensibilidad moral o algo elogioso." — @feelsdesperate