Cuando me golpearon una enfermedad crónica y perdí mi carrera, me sentí inútil. Me enfureci y lloré por la injusticia y por quién se suponía que debía ser. Después de un par de años me aburrí tanto que empecé a leer. Pintar. Pensar. Compartir. Y ahora soy más humana de lo que jamás habría soñado.