Presencié un caos absoluto en un encuentro fintech en Copenhague Un fundador estadounidense ruidoso y con sobrepeso presentaba su startup dudosa en el escenario "Cobramos a nuestros usuarios 99 dólares/mes" El asistente danés que estaba sentado a mi lado casi se atraganta con la tapa de una botella de agua que de alguna manera se separó de la propia botella "¿Cobráis a los ciudadanos por el software?" gritó desde el público "Bueno, sí, es una app fintech B2C" "Pero el gobierno debería subvencionar eso" "¿Qué?" La habitación quedó en silencio Alguien llamó a la Autoridad Danesa de Competencia y Consumo durante esta presentación absurda "Hay un estadounidense aquí intentando sacar beneficio de los servicios digitales básicos" En menos de 8 minutos, llegó un funcionario "Señor, ¿tiene permiso para cobrar a ciudadanos daneses?" "¿Un permiso? ¿Para SaaS? ¿Estáis locos?" "El software es un derecho humano en Dinamarca" ...