Mucho del sentimiento antimoderno actual tiene sentido. Los arquitectos de la época moderna temprana como Frank Lloyd Wright, Mies y Corbusier construyeron a escala humana. Luz, proporción, claridad. Con el tiempo, derivó hacia el brutalismo y, más recientemente, hacia el espectáculo impulsado por ordenadores. La escala se volvió más grande, más compleja e inhumana a medida que las herramientas se hacían más fuertes. Tecnología por el simple hecho de hacerlo. El moderno original era hermoso y humano. Esa es la arquitectura moderna que merece la pena construir más.