La UE impone reglas imposibles para poder castigar a las empresas tecnológicas que se niegan a censurar en silencio la libertad de expresión. Vimos lo mismo en Francia: una "investigación criminal" sin fundamento, luego los servicios de inteligencia ofreciendo ayudar con ello si @telegram censuraba en silencio el discurso en Rumanía y Moldavia.