El Día Mundial del SIDA es una oportunidad para unirnos y reconocer el excepcional progreso que se ha logrado en el cuidado y la prevención del VIH/SIDA, y el trabajo que debe hacerse cada día en todo el mundo para continuar la lucha. Negarse a reconocer el trabajo que aún queda por hacer es un retroceso, y es otro ejemplo del fracaso del liderazgo de la administración Trump en el escenario global.