EL FATAL FALLO DEL GOLPE SILENCIOSO El Tesoro acaba de transferir la deuda de América de $38 billones a la volatilidad de las criptomonedas. Nadie te lo dijo. Esto es lo que el Banco de Pagos Internacionales descubrió en mayo de 2025, enterrado en el Documento de Trabajo 1270: Cuando los stablecoins crecen, los rendimientos del Tesoro caen 2 puntos básicos por cada $3.5 mil millones de entrada. Cuando los stablecoins se contraen, los rendimientos aumentan de 6 a 8 puntos básicos. La relación no es simétrica. Las salidas golpean tres veces más fuerte que las entradas ayudan. La Ley GENIUS, firmada el 18 de julio de 2025, exige que los emisores de stablecoins mantengan reservas exclusivamente en letras del Tesoro. Tether, por sí solo, ahora tiene $135 mil millones en deuda del gobierno de EE. UU. Esto creó una demanda cautiva que suprime los costos de endeudamiento durante la expansión. Noviembre de 2025 trajo la primera reversión en 26 meses. La capitalización de mercado cayó $4.5 mil millones. Hace tres días, S&P degradó a Tether a su calificación de estabilidad más baja, citando un 24 por ciento de reservas de alto riesgo que incluyen Bitcoin, que ahora excede el total de la reserva de sobrecolateralización de la empresa. La aritmética es devastadora. Una contracción del 20 por ciento en los stablecoins a la escala actual obliga a liquidar $60 mil millones en Tesoro. Con 3x de convexidad, los rendimientos aumentan 60 puntos básicos. Contra $38 billones en deuda, cada punto básico cuesta $3.8 mil millones anualmente. Daño total: $228 mil millones añadidos al gasto de intereses anual. Eso es un aumento del 22 por ciento en el servicio de la deuda por un solo trimestre de salidas de criptomonedas. La Reserva Estratégica de Bitcoin no proporciona cobertura. Las tenencias post confiscación de 326,000 BTC cubren el 0.078 por ciento de la deuda federal. Cuando las criptomonedas se desploman, esa reserva pierde valor precisamente cuando se necesita protección. La administración prohibió las CBDCs en enero. Powell confirmó que no habrá dólar digital durante su mandato. Sin embargo, la misma crisis que esta arquitectura crea le da a la Reserva Federal su argumento más fuerte para reafirmar el control. El Tesoro construyó un motor de demanda sin marcha atrás. El motor acaba de cambiar.