La forma más sencilla de ver que Michael Saylor y los maximalistas de Bitcoin no creen realmente en Bitcoin es esta: Si realmente creyeran en BTC, no estarían suplicando a los estados nacionales, a las firmas de inversión y a los inversores minoristas que se involucren, incluso diciendo a la gente que venda sus riñones para comprar más. Todo lo que hace es atraer a más compradores al mercado y aumentar el precio, lo que les impide acumular a bajo costo. Y aquí está la clave. Si descubriera una verdadera joya oculta en la que estuviera completamente seguro de que cambiaría el mundo, no suplicaría a todo el mundo que se uniera. Acumularía silenciosamente tras bambalinas. Las personas que realmente creen en un activo no intentan inflarlo antes de haber asegurado su posición. Tienen una convicción limitada, están sobreexpuestos y necesitan un flujo constante de nuevo dinero para mantener el precio inflado y poder marcharse con mayores ganancias en fiat. Nota algo más. Nunca hablan de la utilidad real. Siempre son eslóganes vacíos como "Bitcoin va a llegar a un millón de dólares". Eso por sí solo expone la mentalidad. Si el fiat fuera tan inútil y corrupto como insisten, no les importaría si BTC alcanzara un millón o mil millones, porque esos números serían irrelevantes. En su lugar, fijarían los precios en BTC. Bitcoin es indiscutiblemente un vehículo para los jugadores especulativos que persiguen ganancias en fiat. La ironía es dura, dado que las mismas personas afirman públicamente rechazar el fiat.