Estamos esforzándonos por ser las personas más respetables en el rincón menos respetable de las finanzas: las criptomonedas. ¿Pero la ironía? Las criptomonedas *deberían* ser el estándar de oro—honestas, libres y transparentes—al contrario del sistema fiduciario manipulado por Wall Street y los banqueros centrales.